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miércoles, 22 de febrero de 2012

Un Corazón Roto


Adam se mordía una uña en un gesto nervioso. Sabía como era el carácter de Brooke, no se tomaría para nada bien la noticia, puede que incluso intentase pegarle. Por esa misma razón había elegido el parque para darle la noticia, no había objetos punzantes ni nada parecido, además había testigos, por lo que Brooke sólo podría, como mínimo, pegarle una cachetada. Después de todo, se merecía eso y más, pero el pasado era el pasado, y por mucho que quisiera no podía ni ocultarlo ni enterrarlo, pero si olvidarlo y seguir adelante. Para eso necesitaría contarle todo a ella y cortar por lo sano. Allá venía Brooke, cruzando el parque por el pasto, se dirigía hacia el banco donde estaba él, parecía apurada... ¿acaso se habría enterado por alguien más? No, era imposible. Nadie más lo sabía salvo... Hanna. Pero no creía que fuera tan estúpida como para contárselo a su novia... ¿o sí?
-¡Amor!- le saludó Brooke, se sentó a su lado y le dió un rápido beso en los labios.
Dios... no se merecía lo que había echo, ella era una estupenda chica, siempre cariñosa y amable...
-¿Para que me citaste? ¡Ya sé! te decidiste por hacer el picnic que te propuse... -su tono era animado y tenía una gran sonrisa en su rostro, además sus ojos brillaban con emoción. Adam sentía el pesar de ser el culpable de acabar con ésa sonrisa y apagar el brillo en sus ojos.- ¿No vas a hablar?
-Yo...
Se le cortó la voz y se le cerró la garganta. ¿Cómo iba a decírcelo? ¿qué él era un imbécil que había estado con otra? ¿qué ya no le gustaba? ¿qué a pesar de ser la más hermosa de las chicas que había conocido la había engañado? No, no y NO. Así dañaría profundamente sus sentimientos... necesitaba ser cuidadoso.
-Adam, ¿qué sucede? - su sonrisa ya se había ido volando y sus ojos se habían apagado; incluso su voz ya sonaba diferente...- ¡Dí algo por el amor de Dios! Me estás asustando...
-Yo... creo que deberíamos terminar.
Brooke se alejó unos centímetros de él en el banco, bajo la mirada y posó sus brazos en su falda. Pasó un minuto, dos, ninguno dijo nada...
-¿Brooke? - se atrevió a decir Adam.- Quiero decirte que no es ni de lejos por vos. Eres una maravillosa chica, la he pasado bien contigo, pero el echo es que después de haber hecho lo que hice... no creo merecerte, ¿sabes?
Brooke alzó la mirada hacia sus ojos. Ella los tenía cubiertos de lágrimas, por lo que la visión de la cara de Adam se tornó borrosa.
-¡No! No se que es lo que hiciste, ¿puedes hablar claro por favor? Si vas a terminar conmigo al menos podrías decirme las razones, idiota.
-Lo que sucedió fue que... bueno, el otro día me cruzé con Hanna, y bueno, se dió que....
-¿Se besaron, es eso? Porque si fue eso no tienes porqué dejarme, entiendo que fuera una emoción pasajera... podemos hablarlo y resolverlo. No tenemos que tirar a la borda un año de relación.-Sus lágrimas ya caían por sus mejillas. Al ver que Adam no decía nada fue peor:- podemos hablarlo, salvo que... ¿hiceron otra cosa? Adam...
-No.
-¡No me mientas! Te conosco Adam. ¿Se acostaron? ¿decidieron que estaría bien si nadie se enteraba? ¿si otras se quedaba en la ignorancia como unas estúpidas cornudas? ¿¡es eso!? Dímelo, dímelo porque si no...
-No quiero dañarte más de lo que he hecho, seguiré mi camino y tú el...
-¿El mío? Díme, Adam, ¿acaso seguir tu camino significa seguir con Hanna? ¡Dí que tiene ella que no tenga yo!
-No se trata de eso, más bien...
-¡Ya no te gusto! Es por eso... Lo sabía. Pero podrías haber terminado conmigo antes de dejarme como una idiota.
Brooke se levantó, pero antes de irse le atestó un cachetazo en la mejilla. Su mano quedó marcada en el rostro de Adam.
-¡Te arrepentirás! ¡Lo juro, Adam! Por mi cádaver juro que lo harás... Lamentarás el haberme engañado, el haber roto mi corazón, jugado con mis sentimientos y haberme hecho desperdiciar un año de mi vida con una basura. Lo harás.
Brooke se fué como había venido: cruzando el parque apresuradamente. Sólo una cosa había cambiado: su corazón ya no estaba completo, y quería que Adam se enterase de lo que le estaba haciendo sentir.
Y

Era sábado por la noche, y un sábado muy especial. como Brooke sabía, era el aniversario de los padres de Adam, por lo que esta noche él estaría sólo en su casa. Bueno, sólo, o con aquella perra llamada "Hanna". Ella estaba conduciendo a su casa, donde le daría la sorpresa de su vida.
Hoy era su día.
Hoy le haría pagar.
Para eso, Brooke tenía trazado un plan, que iba a la perfección. Estacionó su coche en la mano de en frente. La casa de Adam era pequeña, con dos habitaciones, un cuarto de baño, una cocina/comedor y una sala de estar. No estaba segura de en dónde comenzaría su plan, tan sólo quería ver a Adam retorcerse por lo que había hecho, quería que gritara de dolor y desesperación, como había gritado ella el día de su ruptura. Aquél día, había llegado a casa para llorar, llorar y llorar. Aunque también había gritado y había roto un cuadro que llevaba una foto, una foto de ella y él juntos, abrazados y a punto de besarse. Recordaba el día de la foto con tristeza, enfado, y dolor, pues sabía que ya nunca volverían a estar así de nuevo. Bajo de su coche y sencillamente llamó a la puerta. Abrió Adam, vestido de entre casa.
-¿Puedo pasar? Hay algo de lo que necesito hablar contigo...-utilizó su tono más dulce, sabiendo que él no podría resistirce a dejarla pasar.
-Claro, pasa.
Brooke entró y se sentó en un sillón de la sala de estar. Adam se sentó en frente suyo, como para dejar claro que no quería contacto, que si la había dejado pasar era por amabilidad y nada más.
-Prepararé café.
-Yo te ayudo- era la escusa perfecta para pasar a la cocina.
-No es necesario, es sólo café- Adam rió.
-No importa, de veras quiero ayudarte.
-Como quieras.
Se levantó y fue hasta la cocina. Comenzó a llenar la cafetera con agua. Brooke esperó a que se diera vuelta para abrir uno de los cajones donde guardaban los cubiertos, había estado mil veces en aquella casa y sabía perfectamente donde estaba todo ubicado. Tenían pocos juegos de cubiertos, pues solo eran los padres y Adam, pero encontró un cuchillo de carne perfecto. Adam volteó.
-¿¡Qué...!?
Brooke no le dió tiempo de terminar la frase, y atravezó con el cuchillo el corazón de Adam. Su plan estaba completo, Adam lanzó un grito de dolor expulsando sangre por la boca, comenzó a tener convulsiones y luego dejó de moverse. Sólo faltaba un detalle de su plan, arrancarle el corazón del pecho a Adam y enviarselo a su puta, Hanna. Pero por el momento Brooke había tenido lo que quería:
Venganza.

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